Y ese propósito no era otro que el de sembrar ese incentivo por la lectura, el de unir a la familia, a los amigos y hasta un grupo de personas en torno a un libro y a transportarse a otros mundo a través de la narración de un buen cuento o de una excelente historia.
Como siempre había sucedido en las nueve ciudades donde se hizo presencia, niños, niñas, jóvenes y adultos, incluyendo a la población con discapacidad visual, desde muy temprano estuvieron atentos a las recomendaciones realizadas por los expertos en la materia que desde un comienzo colocaron todo su empeño y dedicación para dejar huella en sus atentos alumnos que con un gracias expresaban la emoción que producían las charlas y los ejercicios de lectura.
Fueron instantes memorables que muy seguramente quedarán grabados para siempre en quienes formamos parte de este equipo y de las personas que acudieron a los talleres, y que a partir de ahora nunca dejarán de leer.